PHILIP LAMANTIA: THE COLLECTED POEMS OF PHILIP LAMANTIA

1 de agosto de 2014

 

(Editado por Garret Caples, Andrew Joron y Nancy Joyce Peters. Con un prefacio de Lawrence Ferlinghetti. Bibliografía por Steven Fama.
Berkeley – Los Ángeles–Londres: University of California Press, 2013. LXVI-437 pp.
Incluye: “High Poet: The Life and Work of Philip Lamantia” (pp. XXIII-LXIII), referencias bibliográficas e índice de títulos y primeros versos.)

Nada es casualidad en esta aventurada vida. Todo puede ser configurado, en el caso extremo de que caigamos en el hoyo de la rutina, con aquello a lo que mi adorado André Breton llamó “el azar objetivo” (1). Bueno, pues, hace seis años en cierta noche, luego de un largo día de trabajo, en que yo iba de librería en librería como lo hacía de vez en cuando; se me ocurrió entrar en aquella que aún queda en la penúltima cuadra del jirón De La Unión (también conocido eufemísticamente por los fanáticos religiosos como jirón Belén), en el Centro de Lima. Hace tiempo escribí en la revista musical 69 que tanto las tiendas de discos como las librerías eran puertas dimensionales hacia lo desconocido, y lo que pasó lo comprueba. Luego de chequear varios libros en la mencionada sucursal de Época, distinguí al fondo del local un anaquel polvoriento con telarañas y autores como Luis Alberto Sánchez, Rosina Valcárcel y otros más. Al final del estante se encontraba un pequeño tomo cuadrado, en cuyo lomo apenas se podían distinguir sus diminutas letras. Era nada menos que la edición primigenia de Poesía De Observación (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1973) del argentino Alberto Girri, de quien yo era devoto. Mi alegría traspasó los mares al tener por fin, entre mis manos, un poemario original del maestro. Pero pronto, parte del regocijo se convirtió en incógnita al leer, en la última sección del volumen, unas versiones de Gerard Manley Hopkins, de William Butler Yeats y de un para mí desconocido poeta llamado Philip Lamantia -quien me era presentado por Girri a través de su traducción del poema “Manis In Pain...” (pp. 127-130) (2), originalmente en el libro Ekstasis en 1959. Siempre he creído que todos los libros (y discos) que adquiero están predestinados para mí por alguna buena razón, y en este caso fue para que conociera a un gran poeta como Lamantia, de quien luego leí algunos textos más y parte de su biografía gracias a nuestra moderna inmensa biblioteca alejandrina llamada Internet. Incluso mi descubrimiento lo di a conocer a través de mi cuenta de Twitter (3).

Hoy, este blog se engalana al reseñar, traducir y deleitarse con la obra poética de Philip Lamantia, que fuera al fin reunida en un tomo por los poetas Garret Caples y Andrew Joron (4), quienes trabajaron junto a la viuda del poeta, Nancy Joyce Peters; volumen que ha alcanzado nuestro fuero interno gracias a las santas manos de la hada más hermosa del mundo... Gracias Ana...

El poeta Philip Nunzio Lamantia nació el 23 de octubre de 1927 en San Francisco, California, en el seno de una familia de inmigrantes sicilianos. Desde pequeño, estuvo atraído por aquello que los surrealistas llamaron “lo maravilloso” (que no tiene nada que ver con esa mierda que Gabriel García Márquez llamó “lo real maravilloso”, para complacencia de señoritos bien): manifestaciones de lo sobrenatural, lo sublime (5) o lo imposible, como lo evidencian los recortes que guardaba con las ilustraciones de Aunque Usted No Lo Crea, de Ripley o las tiras de La Sombra y Mandrake. A los 16 años, luego de una experiencia mística escalando montañas, Lamantia escribió sus primeros poemas; uno de ellos, titulado “Ages In The Wind” (“Épocas En El Viento”), fue su primer poema publicado en una revista escolar. Entusiasmado por la revolución surrealista, que descubrió luego de visitar exposiciones de Salvador Dalí (el Avida Dollars, quien ultimadamente había sido expulsado del surrealismo, cual mojón de caca, por sus simpatías hacia el fascismo) y de Joan Miró en 1942, Lamantia leyó todo lo que estuvo a su alcance: en poco tiempo, escribió una docena de poemas surrealistas, los cuales envió a la revista vanguardista más importante de los Estados Unidos editada en Nueva York, View.

De estos poemas, cinco fueron aceptados y publicados en la edición de junio de 1943 (6). El poder y la originalidad de esos textos, escritos por un chico de 15 años, lo catapultaron para ser saludado por los vanguardistas neoyorkinos como el “Rimbaud americano” (7). Entusiasmado por este recibiendo, Lamantia envió al mismo padre del surrealismo André Breton, quien se hallaba refugiado en Nueva York, otros poemas para ser publicados en la revista que el poeta francés editaba junto a sus amigos exiliados, VVV. Los textos fueron saludados también por Breton, quien afirmó que Lamantia era “una voz que surge una vez cada cien años” (tal vez recordando no únicamente al meteórico Rimbaud, sino también a aquella Gisèle Prassinos, quien con 14 años, publicó sus increíbles primeros versos entre junio y diciembre de 1934 en las revistas parisinas Minotaure y Documents 34). Junto a tres poemas suyos, Lamantia publicó en esa misma edición doble de VVV (No. 4, febrero 1944) una ensayo titulado “Surrealismo en 1943”, que fuera escrito a pedido expreso de Breton, quien creía a raja tabla en el poder de la juventud -pues había dicho recientemente, el 10 de diciembre de 1942, en una conferencia a los estudiantes franceses de la Universidad de Yale: “A partir de ahora, el porvenir está en poder de esta juventud y sólo de ella. El surrealismo, lo repito, ha nacido de una afirmación de fe ilimitada en el genio de la juventud” (8), aseveración profética que se haría manifiesta por sí sola a través de la insurrección obrera y estudiantil en la Francia gaullista, en mayo de 1968.

Mientras tanto, su situación en casa iba en dirección opuesta: debido a su inteligencia precoz y a su espíritu rebelde, Philip fue expulsado de su escuela secundaria a inicios de 1944, y ante la defensa de esa rebeldía, su padre aceptó el destino de su hijo artista. En abril de aquel año, Lamantia obtiene una oferta laboral en la revista View -por lo que, con la aprobación de sus padres, el joven de 16 años se instala en Nueva York. Antes de su viaje, Philip conoció al poeta Kenneth Rexroth por intermedio del editor George Leite, el cual sería una influencia duradera. Ya en la Gran Manzana, el joven poeta se vería envuelto en un medio ambiente estimulante, rodeado por artistas de renombre: Max Ernst, Marcel Duchamp, Yves Tanguy, Nicolas Calas, André Masson, Paul Bowles (quien lo introdujo en su gusto por el jazz) y muchos otros más; quienes lo invitaban semanalmente a inauguraciones de galerías de arte, conciertos de jazz e interminables fiestas y cenas. Y mientras tenía que lidiar con la avalancha de manuscritos rechazados que llegaban a la redacción de View, Lamantia conoció a André Breton cuando éste estuvo en las oficinas de la revista para concretar la publicación de una antología bilingüe de su poesía (9). Los encuentros con Breton, dilectas citas que otros estadounidenses de la época no pudieron gustar ya que el francés era poco sociable (como lo cuenta en el poema que traducimos más abajo), se seguirían dando hasta la partida de Philip de regreso a California a fines de 1944, luego de renunciar a View por desavenencias con sus editores.

El periplo vital de Lamantia después de estos años sería diverso: tendría una importante influencia sobre varios miembros de la Generación Beat (“the best minds of my generation?”, como decía Allen Ginsberg), así como deseos de explorar otras culturas (viajes a México, España, Francia, Italia, Marruecos, Grecia, viviendo con los nativos norteamericanas, etc.), entrar en contacto con algunos ritos psicotrópicos a la par de su adicción a la marihuana y a la heroína -todo esto aunado, además, a sus intensos estados depresivos, periodos a los que llamó “temporadas en el infierno”. Estas circunstancias harían que el poeta se alejara definitivamente del surrealismo y que entrara en una espiral incontrolable, hasta 1965, cuando conoce a su tercera esposa, Nancy Joyce Peters (con quien se casa en 1978). En el interludio, publica su primer libro Erotic Poems (1946), seguido de Ekstasis (1959), Narcotica (1959) y Destroyed Works (1962); títulos que sin duda reflejan sus altibajos existenciales.

Ya establecido con Peters como consejera y musa, Lamantia “retorna a sus raíces iniciales, como un acto natural”, es decir regresa al surrealismo, publicando Touch Of The Marvelous (1966, que contiene su primera fase surrealista) y la antología Selected Poems: 1943-1966 (1967) en la legendaria editorial City Lights. Ambos libros lo ayudarían a cimentar su estatus dentro de la poesía estadounidense. Esto conllevó a que Philip y su esposa retornaran a California luego de residir en Málaga, puesto que a fines de 1969 su Selected Poems... ya había alcanzado las 15000 copias vendidas. Restablecido en San Francisco, Lamantia colaboraría con la aparición del recientemente formado Movimiento Surrealista en los Estados Unidos, publicando textos en sus órganos informativos, y dando a conocer su poemario The Blood Of The Air (1970, título tomado de W. B. Yeats) y una edición aumentada de Touch Of The Marvelous (1974).

Entre 1978 y 1982, el poeta dictaría cursos en el Instituto de Artes de San Francisco, como lo hizo en 1971 en la Universidad Estatal de San Francisco. A mediados de los 80s, Philip participaría en varias lecturas de poesía y daría a la luz dos de sus mejores libros de poemas: Becoming Visible (1981) y el aclamado Meadowlark West (1986) por ser una réplica a los fascistas Cantos del viejo Ezra Pound. Doliente por un repentino cáncer bucal, que se agudizó luego con sus estados depresivos, el poeta se alejaría del ojo público hasta la edición en 1997 de una segunda antología a través de City Lights, titulada Bed Of Sphinxes: New & Selected Poems 1943-1993, que lo ayudaría a salir del abatimiento, teniendo un breve periodo de actividad entre 1998 y 2001. A la par de esto, Lamantia esbozaba un libro titulado Symbolon, que dejó inconcluso, en el que evidenciaba su breve conversión a un esencial misticismo católico. Así, Philip Nunzio Lamantia falleció a los 77 años de edad por deficiencias cardiacas, el 7 de marzo de 2005 en su ciudad natal. Finalmente, se publicaría de manera póstuma en 2008 su libro Tau (inédito desde 1955) junto a Journey To The End, de su entrañable amigo el poeta John Hoffman, fallecido en 1952 bajo extrañas circunstancias en México.

Dejando un momento de lado el haber sido un adolescente prodigioso, ser prácticamente el único poeta estadounidense admitido dentro del movimiento surrealista durante el exilio de Breton en Nueva York y ser el primer en leer poesía acompañado por conjunto de fascinante jazz; Philip Lamantia es uno de los más importantes poetas del siglo XX en los Estados Unidos de América. Aquellos que lo conocieron no dejan de mencionar cuán carismático, encantador y culto fuera en vida. Su obra poética era su mejor vehículo de expresión y a la vez su gnosis, pues a pesar de cierto obscurantismo -dependiendo obviamente de cuál de sus etapas estemos repasando, ¿y qué buena poesía no es oscura?- no deja de sorprender el caudal de revelaciones que podemos captar y sentir a través de sus resplandecientes y jazzeros versos. El nonagenario Lawrence Ferlinghetti apunta que recuerda vivamente la voz de Lamantia como el sonido poético más distintivo que haya oído, contrastándolo con el falso acento inglés de T. S. Eliot, y afirmando que “tanto su persona como su poesía llenaron el vacío entre el surrealismo europeo y la radical revolución cultural estadounidense iniciada por los beats” (p. XX). Y por ello, damos al viento este aleluya, al tener por fin a la mano la obra poética de uno de los más significativos poetas de las últimas décadas (10).


Justamente, para dar mejores luces sobre la poesía de Philip Lamantia, es que hemos decidido traducir seis de sus textos poéticos tomados del reciente The Collected Poems Of... -traducciones en las que tratamos en la medida de nuestras posibilidades (pues ya harto se sabe de las limitaciones al traducir versos, a pesar de nuestra experiencia en estos ejercicios) de acercarnos al espíritu y parafernalia de los poemas originales. Por lo mismo, los poemas han sido seleccionados de sus diversas etapas creativas. Tómense estas traducciones como un breve adelanto de lo que vendrá en un futuro no muy lejano.

Antonio De Saavedra

* * *

SEIS POEMAS DE PHILIP LAMANTIA

El Toque De Lo Maravilloso

Las sirenas han venido al desierto
están acomodadas en un gabinete al lado del camello
que yace ante sus pies de rosas

Un muro de alabastro es puesto sobre nuestras cabezas
por cuatro hombres arcoíris
cuyas desnudas figuras despiden un luz
que lentamente serpentea sobre las arenas

Soy tocado por lo maravilloso
como ágiles dedos de sirenas
que van hacia mi cabello
el cual cae por siempre desde mi testa
para cubrir mi cuerpo
el fruto salvaje de la locura

Contemplad el gabinete está alejándose
y estoy asido a la pierna de aquella hermosa
llamada debajo del mar
BIANCA
Ella se transforma
con el encanto de un ave
en dos labios gigantes
y ahora caigo dentro de la copa del suicidio

Ella es la muñeca angelical vuelta negra
ella es la niña de los ascensores descompuestos
ella es la cortina agujereada
de la que nunca te vas a deshacer

ella es la primera mujer y primer hombre
y estoy perdido en la búsqueda de tenerla

Estoy hambriento por los secretos del pez sádico
me sumerjo en el mar

Estoy buscando la región
donde el humo de tu cabello sea denso
donde estés de nuevo escalando la blanca pared
donde tus tímpanos toquen música
para el gato que se arrastra en mis ojos
Estoy evocando recuerdos tuyos BIANCA

Estoy viendo más allá de la hora y del día
para encontrarte BIANCA

(publicado en VVV No. 4, Nueva York, febrero 1944, p. 18; en Touch Of The Marvelous, pp. 3-4)


Testigo

Porque el traje oscuro se llevase lleva puesto tibio con una corbata negra
y un beso en lo alto de las escaleras

Cuando oyes al traje oscuro rasgarse
en el brocal del corazón la llaga es grande
carne rosa asida en botones de mujer naranja

Mientras hablas metrópolis monocorde
antiqueintelligence
vistiendo heridas por peyote se avecinanlos bulevares
mujeres buscan a sus hijos de usted
quien busca
iluminarse todavía dentro de un traje oscuro

(en la sección Poems 1955-1962, p.130)


3 Poemas

En la llanura
de los ángeles

las costillas bifurcadas
retozan
sinuosamente
la leche de sus entrañas inunda una ciudad

y los arácnidos danzan
fuera de nuestras vidas
las sombras carnívoras viajan
hacia tus ojos

Devastados con arcoíris
sus ágatas vuelan
y se quedan en el pico de ópalo negro

a punto de derrumbar el cielo


Una Gorgona del lenguaje cábala (11)
se presenta
como si fuera una ilusoria ninfa 
del pavimento

pero es realmente un dragón metálico

Cuando tarareo sobre la magullada nube citadina
el arcoíris descuella
su colmillo de luz
genio moldea la banqueta
donde los caminos del gigante
están esparcidos en sus frentes
oh reinos de mármol
derrotados desde el muslo de la jungla


Bestias voladoras
son atraídas a la penosa cristalización
del aire
donde cuelgan laúdes
en un campo entre azul y murmurado oro

He aquí la mudable cárcel de Merlín
también blasonada
en la hendidura de hirvientes minerales

La mano filosófica es desde luego
un espejo reflejando artífices

Aquí el rostro bordeado de hierba
absorbe una perla líquida del canalón

Aquí la apasionante basura reluce
a través de la arena su propia perfección
entre diminutas partículas de estrellas

y el infinito convoca a los granos…

(publicados en revista Caterpillar No. 17, 1971, pp. 3-5; en la sección Poems 1970-1980, pp.285-287)


Poema Para André Breton

Cuando nos encontramos por última vez de casualidad, tú estabas con Yves Tanguy cuyos ojos azules eran el mito de todos los tiempos, en el otoño de 1944
Tubos de luz diurna extendidos a la mampostería entre la 5ta. y la 57 en el logos de lenguajes onomatopéyicos de pueblos autóctonos
Nunca he contemplado los Everglades menos tenuemente que hoy soñando la Oda a André Breton, tú quien superaste todo el buen gusto cognoscible de Charles Fourier
Solamente la gran pipa calumet para ambos Estamos ocultos por estrellas y breas de esta época
Nadie te ha vislumbrado gran poeta de mi tiempo Empero la mirada de tus ojos hacia el horizonte de incendios del norte se vuelve verbal en Strawberry California
la Sierra Nevada vista desde el Monte Diablo en un raro día despejado es suficiente obsequio para mantenerlo a lo largo de los ríos de ruido
Sal metálica vuela libre
en la cual “el estado de gracia” nunca ha caído
en la cual las entidades psicónicas son hojas de roble bruñidas con misterios de amor maravilloso cuyos poderes te despiertan con el glifo geométrico olores fulgurando en sirocos a punto de retornar a África
Puntas musterienses acarician los aires de Tombuctú mientras yo doblo una esquina de ocasos volcánicos desde la última erupción del Monte Santa Helena

(en Bed Of Sphinxes: New & Selected Poems 1943-1993, p. 401)

Traducción: Antonio De Saavedra

________________________________________
1 “Le regard de Nadja fait maintenant le tour des maisons. « Vous-tu, là-bas, cette fenêtre? Elle est noire, comme toutes les autres. Regarde bien. Dans une minute elle va s’éclairer. Elle será rouge. » La minute passe. La fenêtres’ éclaire. Il y a, en effet, des rideaux rouges. (Je regrette, mais je n’y puisrien, que ceci passe peut-être les limites de la crédibilité. Cependant, à pareil sujet, je m’en voudrais de prendre parti: je me borne à convenir que de noire, cette fenêtre est alors devenue rouge, c’est tout.)”. André Breton. Nadja. [Paris:] Éditions Gallimard - Folio, 1964, p. 96.
2 La versión de Girri, contenida tanto en Poesía De Observación como en su Obra Poética III (Buenos Aires: Ediciones Corregidor-Biblioteca de Poesía, 1980, p. 161), dice así:



3 Aquel entusiasta tweet decía: “Acabo de descubrir a un gran poeta surrealista: Philip Lamantia ^_^” (https://twitter.com/andesaa/statuses/3347099829), precedido del que dice: “Compré un poemario de Alberto Girri de 1973, por solamente S/. 3 ^_^” (https://twitter.com/andesaa/statuses/3331079739).
4 Caples y Joron, en los agradecimientos del libro, mencionan que su acercamiento a Philip Lamantia se debió gracias al poeta surrealista Will Alexander, de quien he traducido la estrofa final de un largo poema titulado The Brimstone Boat (publicado en la revista Faucheuse No. 3, junio 2000, pp. 224-286), dedicado a Lamantia: “esto es / irradiación imaginada / desposado Philip / para contactar puntos / para ocultar soles y fragmentos / que conflagran / cósmicos / siempre abovedando hacia el infinito”.


5 Como ya es costumbre, ésta es la nota para los pipiolos de la poesía: Benjamin Péret (1899-1959), uno de los pocos poetas surrealistas franceses a prueba de todo, publicó en 1936 un poemario titulado Je Sublime (Yo Sublime). Luego, en 1956, editó una Anthologie De l’Amour Sublime (Antología Del Amor Sublime).
6 Meses después, un poema escrito en semejante periodo, titulado “Automatic World”, parecería en la edición de octubre de View.
7 Qué coincidencia: años más tarde, tal vez para aumentar sus ventas durante la primavera surrealista estadounidense de los 70s, la editorial City Lights catalogó al destacado poeta Bob Kaufman como “the Black American Rimbaud” sin que hubiera necesidad, pues su obra es de por sí sobresaliente. Por cierto, aviso que existe una excelente edición peruana de El Manifiesto Abomunista [1959] de Kaufman, en versión de Zachary Payne (alias Zachary De los Dolores), con colofón del comandante Rodolfo Ybarra (Lima: Temática Editores Generales, junio 2013. 56 pp.).
8 André Breton. “Situación del surrealismo entre las dos guerras”, en: La Llave De Los Campos. Traducción de Ramón Cuesta y Ramón García Fernández. Madrid: Libros Hiperión, 1976, p. 72.
9 André Breton. Young Cherry Trees Secured Against Hares. Translated by Edouard Roditi. With a coverby Marcel Duchamp. New York: View Editions, 1946.
10 Aquí dejo constancia de que en este magistral libro los editores no hacen mención alguna a los dos estudios académicos que la obra de Lamantia ha merecido, a saber: The Surrealistic Metaphor Of Philip Lamantia (Stetson University, 1976) de Kathryn Kaney Heath, y Hypodermic Light: The Poetry Of Philip Lamantia And The Question Of Surrealism (Peter Lang Publishing-Studies in Modern Poetry; 15, 2005.) de Steven Fratalli, ambos ciertamente citados en los últimos años cuando se trata sobre el surrealismo estadounidense. Así también, no mencionan por ningún lado la única antología de Lamantia publicada en otro idioma: Révélations d'un jeune surréaliste: Poèmeschoisis 1943-1966 (1997) en traducción de Jean-Jacques Celly, poeta francés quien además le dedicó un texto lírico: Lettre à Philip Lamantia (1992).
11 He aquí de nuevo un encuentro más con el azar objetivo: mientras traducía estos versos, el poeta Ricardo Silva-Santisteban me alcanza la última edición de la siempre interesante revista Lucerna (No. 5, Lima, julio 2014), en el que se publica un poema hasta ahora inédito del insigne José María Eguren titulado “Kábala”, sobre el cual anota R. S.-S.: “La palabra cábala significa en su acepción más corriente el cálculo supersticioso en la adivinación del futuro o en el sucederse de las cosas. Ya se sabe que, dentro de la tradición judía, se trata de doctrinas teosóficas basadas en la Sagrada Escritura” (p. 40). Una vez más nada es casualidad en esta aventurada vida...

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