BRIAN ENO: EL HOMBRE QUE CAYÓ A LA TIERRA

22 de febrero de 2013

 

Another Day On Earth
(Hannibal, 2005)


Brian Eno puede darnos la impresión de ser un alienígena. Un tipo raro y quizás alucinado (algo hay que serlo para asumir llamarse realmente Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno), más allá de su categórico currículum musical. Repasemos: miembro fundador de Roxy Music, en el que se adueña de la sonoridad que exuda el epónimo debut (Island, 1972) y el impresionante For Your Pleasure (Island 1973); y solista que salta al ruedo firmando el notable Here Come The Warm Jets (Island, 1973).

¿Más? Escribió y tocó junto a David Bowie su sagrada trilogía Low (RCA, 1977), “Heroes” (RCA, 1977) y Lodger (RCA, 1979); definiendo el sonido del Duque Blanco. Produjo tres discazos con los Talking Heads, siendo su punto culminante el Remain In Light (Sire, 1980). Ahí nomás, metió mano a la legendaria compilación No New York (Antilles, 1978), y se hizo cargo del Q: Are We Not Men? A: We Are Devo (Warner, 1978) de los americanos Devo -para después llevar a U2 a las masas con The Unforgettable Fire (Island, 1984), The Joshua Tree (Island, 1987), Achtung Baby (Island, 1991) y Zooropa (Island, 1993). La yapa: encargado de las perillas en el Laid (Fontana, 1993) de James.

Podemos concluir que Eno es un hábil manipulador del Sonido. Inició lo que todos llamamos “ambient” a mediados de los 70s -un, digamos, género que tiene sus piedras de toque en las imprescindibles obras maestras (suyas asimismo) Another Green World (Island, 1975) y Ambient 1: Music For Airports (EG, 1978). Esta meticulosidad ha perdurado como paradigma para todo grupo que arriesga y experimenta con la música rock y electrónica. Éstos, también, son los discos a revisar minutos antes de dedicarle un tiempo a Another Day On Earth.


La aproximación que tiene Eno en la placa es decididamente pop, pero sin descuidar bajo ningún punto de vista las coordenadas ya enunciadas. Se apoya en músicos amigos para darle una sonoridad más “viva” a sus canciones (sí, hay letras en todas las pistas del álbum), y se aboca a una estructura clásica, con inicio, coro y final. Dicho esto, es asimismo pertinente indicar que -una de las cosas más estrechamente ligadas al concepto “ambient”- debes buscar un ‘mood’ para escucharlo. Es pop, aunque no es tonero (créeme, es la asociación más común), pero vamos, me ha servido escucharlo cuando no he tenido nada más que hacer que echarme y darle play. Fluye, te transporta, es susurrante por momentos, sus melodías pueden atraparte.

Cabe acotar que el disco ahonda en la reflexividad, quizás las letras puedan pecar de un sentimentalismo no tan bien elaborado. No hay mucho rescatable por ahí, salvo que sí, a alguien le puede llegar a afectar lo que Eno tenga que decir. Arranca la placa “This”, con un aire a coro de iglesia que enumera una serie de objetos materiales e inmateriales que tienen un propósito y un destino: “This Revolver/This Fire/I’ll Hold It Up Higher, Higher”. Aquí una observación: no disfruto la voz de Eno. No llega al punto de malograr los temas, pero ese espíritu inquieto lo lleva a cantar ya sea con su voz natural, o modificada a través de algún vocoder u otro proceso mecánico.


Esta fascinación de Eno por el tratamiento del proceso vocal continúa cuando canta a través de una máquina en “And Then So Clear”, coqueteando con los falsettos. Musicalmente, ADOE nunca pierde ni su ánimo introspectivo ni la uniformidad sónica. Todo corre en paz, y quizás la sensación de suavidad pueda llegar a alterar (o quizás agradezcas la calma -lo dicho, depende del ‘mood’-). Por ejemplo, en “Going Unconscious” la sensación subacuática es única. Vuelve a animarse por el gospel en “Bottomliners,”, en donde se da el gusto de emular un coro de iglesia.

La muerte es otro tópico que recorre Brian en “Passing Over”, aquí también con un voice-over, mientras que para “How Many Worlds” Eno sorprende con un ¿ukelele? que lo asiste en deshilvanar una canción netamente folk con lindos arreglos de cuerda y sus omnipresentes sintes, contando aquí con la ayuda de Nell Catchpole (uno de sus más frecuentes colaboradores). Another Day... cierra con “Bonebomb”, entiendo que una canción sobre un terrorista o algo así de crudo: “My Body/So Thin/So Tired/Beaten For Years/Ploughshare To Bomb/So Hard”. Estas líneas son recitadas por Aylie Cooke.


Another Day On Earth nos muestra a un Eno capaz de armar canciones que reflejan experiencias personalísimas sobre el amor y la falla de las relaciones personales, pero cuya tara es una uniformidad musical que rompe el molde en contadas ocasiones, aún cuando quizás ésa nunca haya sido su primigenia intención. Digamos que si tu acercamiento a Boards Of Canada o a Lali Puna te ha dejado con ganas de más, bien puedes darte un tiempo para descubrir de dónde nacen todas estas sonoridades. Eso sí, Brian, madurez no es aburrimiento.

Cristhian Manzanares


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